¿Qué ordenador tienes para editar?. ¿Merece la pena comprarse un Apple para realizar tareas profesionales de fotografía?. Estas preguntas me las han formulado muchas personas en los últimos meses. Concretamente, ya al término de la cobertura de una de las últimas Comuniones, mientras estaba recogiendo el equipo, tuve una conversación de una media hora de duración sobre este asunto. Así que he decidido dar mi punto de vista ante un tema tan polémico.
Lo admito. Soy usuario de Apple. Pero no freak. Necesito equipo que cumpla perfectamente en mi trabajo y es la razón por la que soy usuario de esta marca. No compro un equipo por lucir el logotipo de la manzana como distinción ni nada parecido. Y aunque tuve muchos problemas para cambiar un Macbook Pro que salió defectuoso -nunca compréis un ordenador en El Corte Inglés por cierto, siempre en la Apple Store si queréis evitar disgustos- en general he de decir que estoy contento con el paso a Macintosh.
Este camino lo inicié en el 2007 tras sufrir un cortocircuito la placa base de una torre de PC que tenía por aquel entonces sólo 3 años. Era el segundo PC de gama alta que me daba mal resultado. Decidí entonces comprar un iMac y comentar que este equipo sigue al pie del cañón con más de 10 años a sus espaldas. Lógicamente, no es el más rápido del mundo para afrontar retos ante los cada día más exigentes programas de edición, pero por ejemplo, para labores administrativas es un ordenador muy cumplidor.
¿Qué me convenció? Pues en términos generales su fiabilidad con respecto a los PC que tuve anteriormente, su sistema operativo, sus acabados y sobre todo que es «muy raro» que el equipo se quede colgado cuando realizo varias tareas a la vez. He probado Windows 10 y en este sentido he seguido experimentando problemas cuando tenía abiertos 3 programas del paquete Adobe. Y eso que el PC en cuestión tenía 64 Gb de RAM.
Los Mac más modernos cumplen para labores fotográficas y de vídeo siempre que sean de alta gama. Por ejemplo, para editar vídeos o retocar muchas fotos, os recomiendo un Macbook Pro, un iMac de altas prestaciones o por supuesto, si os lo podéis permitir, un Apple Mac Pro. Equipos más básicos se os pueden quedar cortos en tema de RAM, procesador o tarjeta gráfica. En este caso, si disponéis de un presupuesto más ajustado, puede que un PC os resulte más efectivo en cuanto a relación calidad-precio. ¿Un Apple normalito no sirve entonces?. Tampoco nos alarmemos. Para fotógrafo aficionado, podéis revelar fotos sin problemas con un equipo más modesto. Por ejemplo he usado el Macbook Air de mi novia y va como un tiro para tareas estándar y utilizándolo de forma racional. Pero claro, tampoco es un ordenador pensado para andar añadiendo 30 capas en Photoshop o para procesar 800 fotos de una boda.
He de decir que no me gusta nada de Apple lo «tacaños» que son a la hora de incluir RAM en sus ordenadores. Acceder a un Mac con 16 Gb de RAM es caro. Muy caro. Algunos de ellos incluso no se pueden ampliar a 32 o 64 Gb. Tampoco me gusta que en la mayoría de sus equipos no veamos tarjetas gráficas independientes. Es el precio que muchos profesionales del sector tenemos que pagar por acceder a un sistema operativo exclusivo. Ellos han dado con la idea de un sistema operativo muy estable y claro, inflan los precios a su antojo. La «broma» puede salirte perfectamente al doble de precio que un PC equivalente en hardware. Este es uno de sus puntos más criticados y con razón.
Sin embargo, el principal problema que veo con los Mac en fotografía y que rara vez se comenta son sus pantallas. Sus monitores retina resultan excesivamente brillantes. Muy espectaculares para vídeo, pero poco útiles en fotografía. El brillo y el pedazo de candelas de luz que emiten propicia que si os dedicáis profesionalmente a esto, tengáis que acoplarle a vuestro Apple monitores externos. De lo contrario, no tendréis una referencia correcta a la hora de maquetar álbumes y haceros una idea de cómo quedan vuestras fotos en papel. El resultado que veréis será completamente irreal, muy exagerado.
A pesar de todos estos problemas y de los sobre-costes que entraña, sigo creyendo que con Apple es con el equipo con el que puede ofrecerles un plus de calidad a mis clientes por varias razones:
- Su sistema operativo me parece muy intuitivo y estable. No tengo miedo a que de repente se cuelgue y me eche a perder infinidad de trabajos.
- No he querido construirme un «Hacintosh» por temor a que pierda en un futuro cercano la posibilidad de actualizaciones de S.O y por consiguiente, el acceso a las últimas versiones de los programas
- Los dos PC que tuve anteriormente, y que eran de alta gama, acabaron con serios problemas antes de cumplir los 4 años.
- Acceso a programas específicos potentes: Final Cut, Logic Pro, Motion… e incluso aplicaciones más básicas, pero útiles, como PDF Expert.
Como veis, por el momento la balanza en mi caso sigue ligeramente a favor de Apple para el terreno profesional. Pero ojo, si Apple no se pone las pilas, en los próximos años puede que la competencia les supere. Tengo ganas de probar un Surface Studio, que la verdad ponen muy bien. El tiempo dirá si en 3 años me veis con una manzanita o con otros logotipos sobre el escritorio.
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