La lluvia. ¡ Maldita lluvia! dicen muchos que desean cielos totalmente despejados para salir a hacer una sesión de fotos. Novios que se disgustan porque en su gran día les toca mojarse; modelos que se desesperan al tener que volver a cuadrar su agenda por cancelaciones de shootings pasados por agua… Estas situaciones se repiten a menudo. Pero, ¿y si miramos el lado bueno de las cosas?. Nunca sabemos si tras las malas noticias, al final conseguiremos unos resultados sobresalientes.
Vale, estoy de acuerdo en que por ejemplo para una novia y sus invitados resulta incómodo hacer uso del temido paraguas. Pero si no hay más remedio de acudir a una cita sí o sí, los días lluviosos, y en especial, las tormentas, nos regalan en momentos puntuales, cielos con luces increíbles. Así que antes de tirar la toalla y dar por hecho que os van a salir fotografías que irán a la papelera de reciclaje de vuestro ordenador, recomiendo calma y que os centréis en buscar la magia del momento. Hay que ser pacientes para disparar en el momento exacto. Justo cuando las nubes se separan las unas de las otras y aparecen las entradas especiales de rayos de luz.
Este tema suele ser recurrente cuando se realizan viajes. Habéis pagado billetes de transporte, hotel… y la cámara en la habitación. Si llueve, a lo mejor os lleváis de recuerdo una imagen de vuestro monumento favorito con una luz espectacular. Como curiosidad, deciros que hay grandísimos fotógrafos que son «cazadores de tormentas». Se han especializado en este tipo de imágenes, con portfolios llenos de fotografías impresionantes.
Así que mucho ánimo y a capturar esa luz especial. Y a los novios os recomiendo mucha esperanza e ilusión. A lo mejor al ver terminado vuestro reportaje os lleváis una sorpresa con unas fotos nada convencionales y que recordaréis para siempre.
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