Lluvia. Ese eterno enemigo de los fotógrafos y de otros tantos profesionales. Y aunque la primavera ya esté con nosotros, lo cierto es que se dice que el clima no acompaña. Tras un invierno excesivamente seco y caluroso, ahora nos toca «pagar» la factura de muchos meses sin nubes. ¿Debemos dejar guardada la cámara de fotos en un cajón?. Para nada. Estos días raros, sin gran claridad, aunque no lo parezcan a primera vista, pueden ser excelentes para inmortalizar grandes momentos.
Si eres de los que te decantas por el «Street Style» o fotografía callejera, estás de enhorabuena. Resulta mágica la luz que surge de repente de entre las nubes, y nos obsequia con una visión muy especial de aquello en los que fija su atención el visor de la cámara. Solemos encontrarnos ante días con mucho viento -rachas aún más pronunciadas incluso que durante el otoño- lo que propicia que las hojas de los árboles vuelen y nos acompañen a modo de atrezo gratuito. Y más, cuando especies como el almendro por fin se cansan de su flor y quedan en la más absoluta desnudez.
Las aves están algo confusas. Con tanto cambio climático, ellas tampoco encuentran su estación. Así que a menudo avanzan perdidas entre el caos de la ciudad. Buscan cobijo en céntricos parques. Vuelan en grandes grupos -como los estorninos de la imagen- a modo de escudo frente a las borrascas. Todo ello, inunda nuestras imágenes de un aire de tensión, de movimiento dentro de la rigidez de una foto, que añadirá un punto especial a las imágenes.
Es por todo ello, por lo que os animo a encontrar vuestro camino en esta primavera cambiante. Nunca sabéis dónde estará vuestra foto perfecta. Seguro que con paciencia e ilusión, podéis realizar magníficas capturas con un tinte dramático que no habrá en el resto de épocas del año.